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Eshu decidió romper la vieja amistad entre la Luna y el Sol, separándolos para siempre y oponiéndo así el día a la noche.
Lo logró caminando por el camino que separaba la granja del Sol de la granja de la Luna vistiendo un sombrero que era negro por el lado y rojo por el derecho.
Colocó su pipa humeante en la nuca y su bastón por detrás de su espalda.
El Sol y la Luna al comentar sobre el paseante que vieron desde su casa discutieron sobre el color del sombrero y la dirección del paseante.
Cuando Oludamare, el dios supremo, se enteró de la disputa, convocó al Sol y la Luna para averigüar quién estaba mintiendo. De repente, apareció Eshu y dijo que allí no había ningún mentiroso, pero que los dos habían sido estúpidos por confiar en su certezas.






















Orunmila, el dios de la adivinación, decidió viajar a la aldea de Ouô. Le preguntó a su Opelé Ifa (herramienta oracular) y el viaje se anunció como incierto. Aún así, Orunmila se fue, ya que era un camino largo y agotador.
Al tercer día de su viaje, Orunmila, cansado y hambriento, descansó debajo de un árbol, donde encontró algunas nueces de cola que comió sin pensarlo dos veces. Eshu había colocado las semillas en su camino para propiciar la confusión que le seguiría.
El dueño del árbol y las semillas llegaron rápidamente al árbol, acusando a Orunmila de robarle las nueces de cola y ambos entablaron una lucha violenta. Durante la pelea, Orunmila resultó herido herido en su mano y el dueño de las semillas amenazó con ir a Ouô y avisar al pueblo de que un ladrón estaba en camino y que todos podrían reconocerlo por una cicatriz en la mano.


Orunmila estaba desesperado y enojado porque sus disculpas no habían servido de nada, y entonces apareció de nuevo Eshu, prometiendo encontrar una solución al problema que él mismo había creado.
Esa misma noche, Eshu fue al pueblo de Ouô e hizo cortes en las manos de todas las personas mientras dormían, para que nadie pudiera reconocer a Orunmila y acusarlo de nada.
Todos ahora tienen marcas en las palmas de sus manos, que recuerdan que nuestro destino está en manos del oráculo.
































Eshu puede aparecer en Brasil como una mujer deambulando por las calles por la noche y seduciendo a todo el que se encuentra con ella.
Ella encarna el deseo físico, así como el levantamiento contra las normas y el comportamiento patriarcal.
Soñé con esta mujer el día que nos conocimos.














Eshu recibe ofrendas conocidas como Padè.
Incluyen harina tostada, aceite de dendè, agua, un puro habano, una caja de fósforos y aguardiente.
Esto es lo que tiene que comer y beber.






























Los rituales y tradiciones no cristianas reciben sistemáticamente un tratamiento negativo cuando se enfrentan al poder incuestionable de la Iglesia.
Papa Legba y su conexión con la encrucijada y la noche, se transformó rápidamente en el diablo a ojos de los cristianos.















Algunos dicen que debes hablar con el barón Samedi o Cimetière sosteniendo un pie de vaca.
Eso es necesario porque debes colocar tu mano en la suya mientras le consultas.
Al marcharse, Barón Samedi se llevará consigo todo lo que esté agarrando.


Papa Legba ouvirier Barriere puor moi
Agoe Papa Legba
Ouvirier barriere pour moi
Attibon Legba
Ouvirier barriere pour moi passer
Vrai, loa moi passer m'a remerci loa moin

Sueño que camino con una mujer que nunca había visto antes. Ella me señala un camino sinuoso a lo largo de un acantilado y que conduce a una fortaleza medieval. Me dice que tome el camino y que si lo sigo hasta el final llegaré a un pueblo lejano llamado Orange.
Me despierto como casi todas las mañanas en Haití con la sensación de no saber qué es real y qué no.


Ese día estábamos yendo a Saut d´Eau, una cascada sagrada cerca de Puerto Príncipe. El camino es malo y el auto avanza lento. La última de nuestras muchas paradas es en un pequeño pueblo con una iglesia que los peregrinos tienen que visitar para honrar a Legba antes de llegar a la cascada.
No encontramos nada especial en el interior, pero al salir me encontro con una mujer cargando un pavo para venderlo en el mercado. Le pido que pose para mí usando las alas del pájaro a modo de abanico para ocultar su rostro. La llevamos en le carro hasta el mercado y le preguntamos cómo se llamaba el pueblo dónde se para. Nos dice que el pueblo se llama Orange, como el de mi sueño.
Unos días más tarde, nuestro guía en Cap Haitien nos muestra el video de una ceremonia para Legba que había grabado. Se veía una mujer sentada en el suelo junto a la puerta de la valla. Estaba poseída por el espíritu de Legba y usaba usando las alas de un gallo negro a modo de abanico ocultando su rostro, como en la foto que hice días antes en Orange.














Benin





























Cuba




























Brasil


























Haití





























